En especial a este 8 de marzo, me gustaría compartir lo que es viajar sola como mujer.
Como la mayoría de nosotras, he estado en situaciones dónde me sentí vulnerable, con miedo o insegura solo por ser mujer. He estado en momentos dónde todo se reduce a una decisión, o a otra, a segundos para actuar o a un mal chiste que se convierte en una experiencia incomoda.
Viajando, te das cuenta que el machismo y la violencia no son exclusivos de México. Podría contarles sobre la vez que a mi y a una amiga nos siguieron en Budapest, cuando me agredieron en Melbourne o cuando me baje corriendo del metro en Paris por que 2 hombres me estaban acosando. Darme cuenta de esto, fue un golpe de desesperanza, por darte cuenta que no estás segura en ningún lado.
Por lo pronto, me reduciré a mi experiencia actual en México. A pesar de que Sayulita es de los pueblos “mágicos”, relativamente seguros (turismo etc) , ya experimenté situaciones desagradables y creo que en general, resume bien la exposición que enfrenta una mujer sola.
¿Cómo es posible que siempre estoy a la defensiva? ¿La protección y el respeto dependen de la presencia de un hombre?
Viajar sola, creo que es vivir con intensidad lo que muchas mujeres viven día a día. La gente sabe que no eres de ahí y se aprovechan de esa vulnerabilidad. Viajando no hay un “safe ground” como tal. Tu misma eres tu único lugar seguro.
Lo que les puedo recomendar es: nunca perder el control (de fiesta) desconfiar de todo y de todos. No tienes idea de las intenciones de desconocidos y evitar regresar sola de noche.
Ojalá no fuera así, ojalá pudiéramos sentirnos libres, ojalá las cosas fueran diferentes. Los invito a reflexionar sobre las situaciones que vive una mujer de viaje o no.
Hoy y todos los días, sigamos peleando por nuestra seguridad y libertad.